viernes, 27 de junio de 2008

La liebre y la tortuga

Creo que es bien conocido por todos, la antigua fábula de la liebre y la tortuga. Sí, aquella en la que la liebre, a pesaR de su rapidez, perdió la carrera ante la constancia de la lenta tortuga. Retomo esta metáfora, para describir el mercado global, la modernidad, modernización y el más importante: LA COMPETENCIA.

Me recuerdo de esta fabula, porque era una manera de implantarnos valores como la perseverancia y todo eso. Pero viéndolo desde un punto de vista de la globalización, es todo al contrario. A ver, supongamos que los G7 por ejemplo, son las liebres, y nosotros, países “en vías de desarrollo” somos las tortugas. Aparte de que es una carrera enteramente desigual,, aún si las liebres se durmieran 500 años, las tortugas no lograríamos alcanzarlos. La diferencia está demasiado marcada.

En nuestro planeta, la competencia, aparte que es algo inherente al ser humano, es, en su mayoría, la causas de las mayores plagas humanas, como el racismo, la pobreza, la explotación, entre otros. Existen sanas competencias, como las que sirven para mejorar como ser humano, y existen aquellas que se convierten es lo que se denomina como “enfermedades del poder”. Este segundo tipo de competencia es el que conlleva a factores como la avaricia, la superioridad, complejos de dioses, inhumanidad.

La globalización, es una competencia diaria. O estas dentro, o estas fuera, así de simple. Unos luchan por entrar en ella y otros luchan contra sus consecuencias. El poder es la base de la competencia. El que va a la cabeza de la carrera posee poder, el que gana tiene poder, y el que pierde o se atrasa, es débil, pierde todo grado de poderío. Esa es la visión ahora.

De esto devienen todas las acciones por mejorar, expandirse, globalizarse. Las empresas cada vez más buscan mercados mayores, numerosas sucursales, ser las preferidas. Es una lucha de titanes. El único problema en este “duelo de grandes” es que todos los demás son simples espectadores, publico presente, opiniones calladas, rostros irreconocidos. Tortugas.

viernes, 20 de junio de 2008

Incluidos-Excluidos

A lo largo de los años, y sobre todo dentro de nuestra contemporaneidad plagada de publicidad y cultura de imagen, los distintos tipos de organizaciones han buscado llamar la atención, e incluir a un respectivo tipo de público.

En gran medida, este afán por englobar a su público, se debe a un alto grado de interés económico, es decir, se llama la atención de aquellos que pueden comprar mis productos y pagar los servicios que yo brindo.

Dejando a un lado el factor económico, la inclusión se vuelve necesaria para forjar una simbiosis entre la organización y el público. Esta simbiosis se refiere al hecho de que las personas, al sentirse incluidas, crean simbolismos que, hasta cierto punto, dan sentido a una parte importante de su vida, para no ser tan globales.

¿Como así? Pues basta con observar marcas de ropa, de perfumería, de comestibles, o de moda en general, para darse cuenta del rol fundamental que esto ocupa en las vidas de las personas.

No digo que esto sea algo malo, porque a veces creo que el ser humano tiene la necesidad de crear este tipo de mundos simbólicos para sentirse bien, sentirse incluido.

No solo me refiero a lo económico, porque tenemos a la vez a las religiones, los gobiernos, empresas multinacionales, entre otros.

El problema, desde mi punto de vista, radica en el hecho que mientras unos son tomados en cuenta dentro de la inclusión, muchos otros son excluidos de estas esferas, por diferentes razones, ya sea por sus capacidades económicas, por sus rasgos físicos, por sus habilidades, etc. Porque es difícil, o me atrevería a decir que casi imposible, que una determinada institución lograra una grado de inclusión global. Es similar al hecho de visibilizar e invisibilizar, es decir que para que algunos se sientan parte, es necesario que otros muchos se sientan fuera de lugar.

Esta idea de ser “excluido”, según la psicología, es uno de los principales factores dentro de las depresiones humanas. La idea de no ser aceptado, o mejor dicho, de ser rechazado, conlleva a esferas problemáticas inimaginables. Sino ejemplifiquemos: la moda plantea un concepto de belleza que coloca a la mujer delgada como lo mejor, de ahí surgen problemas enormes como la bulimia y la anorexia en las personas. Las religiones plantean conceptos de bien y mal específicos que generan sentimientos de culpa en las personas, lo cual cohíbe sus acciones y predestina su vida. Las marcas plantean la idea de que la personas que está económicamente bien, utilizan ciertos productos, y tienen x tipo de carro, etc., esto genera un sentimiento de inferioridad en aquellos (la gran mayoría) que no tienen acceso a este tipo de cosas.

viernes, 13 de junio de 2008

Comunicadores de crisis


Ok, yo se que dentro de la materia de Comunicación Organizacional, nos hemos centrado en el trabajo, en la producción, en las diferentes teorías que rigen a las empresas en determinados momentos de la historia, pero hoy creo q cambiaré de rumbo, porque bueno, uno escribe de acuerdo a los fugaces momentos de la vida, y ahora creo q estoy pasando por una mi crisis de los pasados.

¿A qué viene todo esto? Bueno, el próximo martes tenemos un entrevista con el escritor salvadoreño Manlio Argueta, por este motivo, me puse a leer una de sus obras mas famosas “Un día en la vida”...Y bueno, este tipo de literatura, por lo menos en mi, despierta un grado de sensibilidad, pero sobre todo de indignación y enojo ante lo que Argueta relata.

Esta obra, se deshila en base a las narraciones de algunas mujeres que describen las injusticias cometidas en El Salvador durante el siglo pasado, siglo que yo denominaría “Siglo de la Barbarie”, porque no veo otra manera, o quizá porque no me cabe en la cabeza, otra opción, mas que pensar que somos bestias, animales, que hablan y caminan, solo así creo q podría medio explicarse lo sucedido en 1900-1990.

Pero bueno, no nos metamos en el tema de conflictos armados ni de masacres indígenas e injusticias irreparables, porque es un camino difícil, largo y doloroso, y creo q suficiente depresión tenemos con las crisis socioeconómicas que estamos viviendo en este momento.

Si bien el siglo pasado fue el de la barbarie, ¿Qué siglo sería este? Supongo que el de la decadencia, el del punto de quiebre entre una crisis y un cambio.

Estaba medio filosofando con una de mis amigas, y nos dimos cuenta, que si bien, no somos hijos de la guerra, porque la mayoría de nosotros (compañeros de u y amigos) nacimos en los años de post guerra, una época que debería ser de cambios y un poco de estabilidad, pero como vemos, no es así.

No se puede lograr estabilidad en un terreno imperfecto, que solamente ha cubierto los huecos.

Pero yo me pregunto, ¿qué papel jugaremos como futuros comunicadores en este punto de quiebre? Pues creo que lo primero implica captar la realidad, saber qué es lo que pasa, como pasa y porqué pasa, no solo la idea que podamos tener, sino aprehender nuestro entorno. Segundo, dar voz a los que ocupan el último eslabón en esta cadena alimenticia generada por el capitalismo, en donde la ley del más débil es la que prevalece. Darle voz a aquellos en los que la verdad se halla en sus ojos, en el trabajo duro que a diario realizan, por unos cuantos míseros centavos. Creo que después del segundo paso, el tercero, el hecho de buscar y transmitir la verdad…viene por añadidura.

viernes, 6 de junio de 2008

Y El Salvador, se hizo más grande


El calendario indicaba que era el 6 de mayo de este año, me levante a las 4 de la mañana para alistar, porque ese día, junto a mi grupo, iríamos al Puerto de La Unión Sip, cuatro largas horas de camino, pero por fin llegamos.

Gracias a nuestros contactos, para ingresar a la Marina Salvadoreña, pudimos realizar un extenso recorrido por las instalaciones. El Ing. Mario Orantes, uno de los jefes del proyecto de construcción de la CEPAL (organización a quien pertenece el proyecto del puerto) , nos presento los avances del proyecto, hasta el día de hoy.

El proyecto de convertir el Puerto de La Unión, en un centro logístico centroamericano, es impulsado por tres diferentes organizaciones, dos de ellas extranjeras (japonesa y belga) y una salvadoreña.

Bueno, pero no profundizare en los aspectos técnicos, porque eso estará en nuestro informe escrito, sino más bien en las ideas que a mi manera de ver, hay de trasfondo en este proyecto.

Para empezar, algo que llamo mi atención y que despertó mis sentidos de percepción (aparte del incipiente sol y el calor), y es el hecho de que por cada 100 salvadoreños, trabajando en el proyecto, solo vi como un japonés, u extranjero. Curioso ¿no?

Francamente me enoje cuando el Ing. Orantes nos dijo “Los salvadoreños estamos construyendo este proyecto” en una expresión de grandeza..Yo para mis adentros dije “pues claro, como siempre, los salvadoreños están realizando la peor parte..y los jefes y futuros beneficiados quienes son? ¿Extranjeros? Pues claro!

Si bien, el proyecto del Puerto de La Unión se supone que traerá beneficios para el país, yo lo dudo mucho, y el primer detalle a notar es que a la gente del lugar y de los alrededores, no se le han explicado los beneficios que esto traerá para ellos. ¿Por qué será? Simple, porque ellos no son dueños de grandes empresas ni de multinacionales con capacidades para exportar miles de cargamentos de producto, sino que son el pueblo.

Bueno, una vez más, se nos quiere engañar..con la idea de “progreso” de la que siempre se han valido, para implantar modelos económicos que no nos funcionan, que solamente vienen a convertir a El Salvador en una gran maquila al servicio de los demás.

Me causó gracia que uno de los Capitanes de la Marina, dijo “vean, estamos haciendo un poquito más grande a El Salvador”…cuando a mi manera de ver, lo estamos haciendo más chico… Fabuloso.