viernes, 25 de abril de 2008

La enfermedad del poder


Hoy día me centraré más en la idea del Poder. Para ellos me referiré a estudios realizados por Michael Foucault, filósofo francés que centró varios de sus escritos en este elemento.
En un primer momento me referiré a lo visto en clase acerca de las instituciones que forman parte de los modelos de Estado y de los modelos económicos que se han implantado en Centroamérica a partir de la conquista.

Desde la colonización en nuestros países, se ha optado por el poder como arma catalizadora de cuerpo y mente. A que me refiero? A que a través de la fuerza, sinónimo de poder, no solamente se establecieron modelos sociales y económicos propios de nuestra realidad. Foucault afirma que “ El poder funciona, se ejercita a través de una organización reticular. Y en sus redes no sólo circulan los individuos, sino que además están siempre en situación de sufrir o de ejercitar ese poder, no son nunca el blanco inerte o consintiente del poder ni son siempre los elementos de conexión”.

Acá es donde entran en juegos los diferentes tipos de instituciones sociales que a lo largo de nuestra historia se han desarrollado. Durante el siglo XIX, se pueden definir instituciones como La Hacienda. Dicha institución, durante la era agropecuaria de nuestro país, contenía poderes en los tres ámbitos del Estado. Un ejemplo clave en El Salvador, son las denominadas 14 familias, las cuales sostenían por el mango los factores económicos, sociales y políticos.

Toda institución, dentro de su forma de trabajo, pretende el ejercicio de normas establecidas para lograr un efectivo funcionamiento. Durante los tiempos de la hacienda, la productividad radicaba en la explotación de los obreros y no de una manera “industrializada” como la que se dio en Inglaterra durante la Revolución Industrial, sino a través del uso de la fuerza y la enfermedad del poder.

Le he denominado enfermedad del poder, porque incluso desde siglos atrás, el afán por el dinero y formar parte de la modernidad, conllevaba a la creación de una ideología en la cual el uso del poder se convertía en una enfermedad ante la cual no existía cura alguna y que cada vez se expandía dentro del ser humano. El poder ejercido en las instituciones, desde las creadas en el siglo XIX hasta por ejemplo las escuelas, las cárceles y los hospitales psiquiátricos busca en su esencia, disciplinar el cuerpo y la mente de los individuos para que se mantengan sometidos a las determinadas coordenadas de poder.

Como países simplemente productores de materias primas para exportar a las grandes potencias mundiales, nunca se sostuvo una preocupación palpable por invertir en educación, la raíz del desarrollo de todo país. Simplemente se redujo a convertirnos en entes trabajadores que realizaran una buena labor manual. En este caso la enfermedad del poder llegó a sus extremos, tanto por explotación laboral, como por explotación y represión ideológica.

El respeto a las leyes corresponde a un eje de simbiosis entre al cumplimiento de las leyes pero al a vez en el respeto por parte de la población hacia las instituciones de servicio correspondientes creadas por el Estado. La “obediencia”, pero mejor dicho el cumplimiento hacia las normativas, recae en la confianza y respeto que hacia estas se tiene. A nosotros se nos ha impuesto sumisión y obediencia, razón primordial de la brecha que existe en nuestros países entre Modernidad y Modernización.

Modernidad es el ideal al que se aspira, mientras que modernización es el proceso. Pero bueno, acerca de eso, hablaré en mi siguiente entrada.

Se despide Alejandra Sorto


viernes, 18 de abril de 2008

Modelos económicos Centroamericanos


Mario Rodríguez, catedrático e investigador guatemalteco, expuso el pasado viernes 18 de abril, un tema relacionado a los modelos económicos centro americanos. Como parte de estos modelos económicos, partimos de el hecho de cómo la economía rige mayormente a nuestras sociedades.

Hablar de los modelos económicos de centro América implica remitirnos al estudio y análisis del modelo económico que se ha sostenido desde los tiempos de la conquista. A partir de la colonización, nuestro modelo económico se convirtió en capitalista. Es así como nos incluimos, de manera relegada, a la economía mundial.

Factores como la geografía, el clima y la mano de obra, hace que nuestros países sean propicios para ser productores de bienes y servicios. El problema radica en que lo producido no es para consumo interno. Desde las empresas de fruta y café del siglo pasado (United Company), hasta el sinnúmero de maquilas que se implantan en nuestro país, C.A. es y ha sido un punto de producción extranjera.

La implantación de la democracia como modelo político predominante, a la vez, ha llevado a convertirse como ideología política propia de la globalización y el sistema económico capitalista. Un sistema político logra su triunfo, siempre y cuando, vaya de la mano con la economía.

Para poder incluirse al modelo socioeconómico predominante, los países centroamericanos han creado una serie de tratados internacionales de libre comercio, asociaciones y corporaciones, así como políticas de ajuste estructural. Lo que no se toma en cuenta es el hecho de que al hacer esto, en parte se incluyen al modelo, pero como un subordinado palpable y utilizable. Dentro de una estructura tan densa, como la que predomina la economía mundial, siempre habrá un dominante y un subordinado. Nosotros somos los subordinados.

La aplicación de las ideas neoliberales a la economía, lleva consigo los valores propios de la misma. La avaricia, el individualismo y el bien propio son los predominantes. Factores como los anteriores son los que han llevado al “progreso” económico de los G7, las mayores potencias. Pero antes de relegarnos, como países sub desarrollados, deberíamos ponernos a pensar en lo que nos conviene en todos los aspectos, sin tener q vendernos como productos mercantil.

Para un verdadero desarrollo económico se debe estudiar el contexto, así como los factores socales, políticos, económicos y religiosos que nos afectan dentro de nuestros territorios. Un estudio minucioso interior, daría como resultado la creación de un modelo socioeconómico beneficioso para cada uno.

viernes, 11 de abril de 2008

La ley del más debil


Hoy llegó un catedrático de la Universidad Tecnológica de El Salvador, Mario Mata, a darnos una charla acera de la Cultura en Centroamérica: Identidades, Estado y Sociedad. Se refirió a los factores culturales que han llevado a la aniquilación de nuestras raíces indígenas y a la manera como nuestro Estado-Nación ha sido creado sobre bases invisibilizadoras de lo referente al indigenismo propio de nuestras regiones.

Hablar de la conquista y la colonización de América, y de Centroamérica específicamente, provoca en mí, sentimientos encontrados. Por una parte, yo soy una persona muy tolerante a lo nuevo, a lo diferente, a la apertura ante lo desconocido. Pero soy tolerante siempre y cuando una persona decida conocer algo nuevo, sin intención de cambiarlo. En nuestro caso, la conquista se nos fue impuesta. No fue una culturización, sino más bien una aniquilación de lo propio y una imposición de lo que era considerado “bueno, moderno, culto”. Por lo que he escrito hasta el momento, creo q notan que compagino más con la “leyenda negra” de la conquista.

Ahora explico el porqué. Cada día, cuando me subo al bus de camino hacia la universidad, veo personas distintas en todo aspecto, unos se visten de saco y corbata, otros estilo hippie, están los niños emo, los rockeros, los RBD fans, entre otros. Al estudiar las raíces de cada uno de esos movimientos y estilos, se llega a la conclusión de que han nacido en países como México, Gran Bretaña, Estados Unidos, etc. Yo me pregunto, cuál es el estilo salvadoreño? ¿El blin blin que traen consigo algunos de nuestros hermanos deportados? No lo creo.

Nosotros teníamos raíces, costumbres, CULTURA. Pero fue eliminada, y la poca que queda está obligada a vivir confinada a las tierras alejadas de la sociedad, si es que así se le puede llamar al grupo de personas que compran en Multiplaza cada dos o tres días, tratando de imitar algo que no son. No pretendo insultar, simplemente resaltar lo obvio, desde ya especifico, para no generar que se rasguen las vestiduras.

La historia, el pasado, el presente y el futuro de una sociedad están sostenidos sobre los pilares culturales de cada una de ellas. ¿Creen que Japón habría llegado a ser lo que es, si hubiera dejado de un lado su cultura, sus dioses, comidas, costumbres, anime, entre otros? O si los Hindúes dejaran de creer en Brama, Visnu y Shiva? O los Griegos en Zeus, Atenea, Eros?. Su pasado es lo que los convierte en lo que ahora son.¿Y nosotros? Donde quedan nuestros dioses indígenas, nuestras lenguas nativas? Están relegadas a dos canciones en náhuatl que corean los pequeños en los colegios, sin saber que significan y que los profesores de música imparten, más por compromiso que por necesidad de dar a conocer de donde venimos.

Se destruyó nuestro pasado, nuestra inteligencia fue suprimida y convertida en silencio. Un silencio que aún hoy es promulgado. Actualmente, y sobre todo después de la masacre de 1932, más por lastima que por enmendar los errores, se ha retomado lo indígena. Se le ha convertido en el producto cultural número uno. Nos hemos reducido a vender artesanías para hacerles creer a los turistas que tenemos linaje, cuando en verdad la perdemos cada vez más con el tiempo. La dicotomía del ser humano se vuele más palpable. Los pocos indígenas que quedan en el país no son tomados en cuenta, no son una población electoral propicia, no son incluidos en cosas tan sencillas como un censo poblacional, y mucho menos en decisiones importantes para el país. Y aún así se aspira al verdadero desarrollo y a soñar con ser “globalizados”. No se puede avanzar cuando se tienen cortados los pies. Un árbol no crece sin raíces, y si crece, crece mal. Así que lo dejo a consideración de ustedes.

Reitero el hecho de que esta es mi muy propia opinión, y no se si es que hoy ando más “bélica” que nunca, pero más bien creo que es el coraje que me crea tocar temas como el anterior.

Espero no haber ofendido, y si es así pues con gusto espero sus comentarios, dudas, sarcasmo, y criticas constructivas.

Se despide

Alejandra Sorto

lunes, 7 de abril de 2008

Propias visiones


Al igual que Ramonet, diversos pensadores actuales sitúan su pensamiento dentro de una visión negativa de la Globalización por considerarla hasta cierto punto, perjudicial. Como todo elemento que se impone a nuestra realidad, la Globalización cuenta con opiniones tanto en contra, como a favor. Es lo que se llamaría "dictomía de un fenómeno". Como estudiante de comunicaciones, pero más bien como ser humano, yo me inclino hacia el lado negativo de la balanza, no por pesimista, más bien creo que por realista. La globalización, a mi manera de ver, es una red que solamente atrapa a los peces gordos y que deja fuera a millares de peces pequeños.

El teórico británico Anthony Giddens, optimista ante la globalización, afirma que "la globalización es un proceso de igualación ya que les confiere a los grupos y a las naciones hasta ahora sin poder el potencial para realizar sus fines". Giddens ha dicho que la globalización genera lo que el llama “colonialismo inverso" (A runaway world , 1999).

En desacuerdo con la afirmaciónn anterior, yo planteo la interrogante "¿Si la globalización da los medios, como es que millares de personas no logran el fin? Se supone que un medio conlleva a consegur una determinada finalidad, que en este caso sería, formar parte del proceso Global. Desde mi propio punto de vista, esto se debe a que los medios no están diseñados para las mayorías y que solo funcionan dentro de una esfera selectiva basada sobre todo en factores económicos. Nuestro mundo, cada vez más, funciona en base la economía y la política. Eres parte de la globalización en cuanto produzcas dinero y tengas poder tanto intelectual como social dentro de un determinado contexto.

Si bien, no todos los aspectos de la globalización son negativos, yo considero que un factor que deje en la exclusión a una mayoría notable de personas, debe estudiarse a fondo para obtener una visión mosaiquica que conlleve a una idea, modificación o solución.

Con respecto a lo que Giddens llama "colonialismo a la inversa", propongo que, en primer lugar, elementos como el colonialismo tienen tanto leyendas rosas, como leyendas negras. No puede considerarse a la globalizacipon como un factor de evolución o modenización cuando, si bien no asesina, excluye, y lo hace por medio de exigencias y estándares poco alcanzables para personas de países tercer mundistas o en "vias de desarrollo", por ejemplo.

En segundo lugar, el colonialismo, al igual que la globalización, trae consigo consecuencias irreversibles (positivas o negativas) en cada uno de los ámbitos de la sociedad.
No pretendo con esta opinion poner en duda los cuestionamientos y teorías de un pensador admirable como Anthony Giddens, simplemente leo sus ideas y las confabulo a mi vida cotidiana, a mi realidad personal, dejando a entrever mi muy propia opinion, e invito a todos lo que lean este articulo, a que no se queden con una simple idea, sino que investiguen, y se empapen de todo tema que quieran tratar. Yo ni por un momento me considero apta para impartir ideas, pero espero cada día conocer más acerca de aquello que como seres humanos y seres sociales nos afecta a diario. Investiguen, no hay nada mejor que conocer, leer y aprender.

Se despide: Alejandra Sorto

jueves, 3 de abril de 2008




El director de «Le Monde Diplomatique» denuncia que el pensamiento neoliberal propugna «que los individuos deben luchar unos contra otros»
«La globalización neoliberal es lo más importante que está ocurriendo en el mundo actualmente». Ignacio Ramonet (Santiago de Compostela, 1943), director en París del periódico mensual «Le Monde Diplomatique», doctor en Semiología e Historia de la Cultura, especialista en Geopolítica y Estrategia Internacional, docente, pensador, conferenciante, especialista en desarrollo, puso ayer el símil didáctico de un marciano que llegase a la Tierra en 2004 sin referencias y al que hubiera que situar para explicar el fenómeno más relevante de nuestros días ante un público con abundancia estudiantil y ante la presidenta de la Junta, María Jesús Álvarez, y el director de la Agencia Asturiana de Cooperación, Rafael Palacios.
Fue durante la conferencia inaugural de las jornadas «Ética, pluralismo y flujos migratorios en la Europa de los 25», organizadas por el Instituto de Estudios para la Paz y la Cooperación (IEPC), que comenzaron ayer en Oviedo y que se prolongarán hasta el día 8.
Según Ramonet, «la globalización es una lucha frontal del mercado contra la sociedad, lo privado contra lo público, lo individual contra lo social» y, al tiempo, «un fenómeno más bien financiero que económico» derivado de que «lo que más se compra y se vende en el mundo no es el petróleo ni cualquier otra mercancía, sino dinero». Concretamente, «2.000 millardos de dólares al día», que circulan, «día y noche, como el viento, a la velocidad de la luz, por las autopistas de la información», un capital que genera beneficios astronómicos derivados de «la especulación» con las diferencias de cambio. «Por eso se desindustrializa el mundo», aseguró Ramonet, y, por eso, «jamás ha habido tal masa de personas que abandonan sus países para dirigirse a otros» ni tantas naciones «que viven de las remesas».
Según su tesis, es el triunfo de «el póquer del mal conformado por el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y la OCDE», de «la filosofía neoliberal y de los darwinistas, que sostienen que la sociedad no existe y que lo que existen son individuos que deben luchar unos contra otros». «Su trabajo», dijo, «consiste en imponer los principios de la globalización en todos los países, que se encuentran con centenares de miles de personas sin ningún tipo de protección» merced a la debilidad del Estado conseguida gracias a las privatizaciones.
Ramonet concluyó su disertación con una propuesta, al tiempo, de reflexión y acción: «¿Cómo podemos participar nosotros de una solución que sea digna de la Humanidad que queremos?».
La Nueva España, 07/10/04